Santo Domingo.- La Conferencia del Episcopado Dominicano manifestó de nuevo su preocupación por la migración haitiana a través de la frontera con Haití, la cual se produce sin ningún control por parte de las autoridades, según dijeron, y denunciaron que desde el lado haitiano cruzan delincuentes armados para cometer fechorías en zonas dominicanas.
“Algo nuevo es el caso actual, hasta ahora inusitado, en la zona fronteriza, de bandoleros armados de la vecina nación que se cruzan a hacer fechorías y atracos, abandonando súbitamente el territorio y dejando a sus víctimas muertas o heridas en los caminos”, narran los obispos en su mensaje con motivo del Día de la Independencia, en el describen con amplitud el ambiente de inseguridad y violencia en la sociedad dominicana.
En su mensaje de 26 páginas, los jerarcas católicos denunciaron que el deterioro de las carreteras y el abandono de las comunidades de la frontera, favorecen la incursión de delincuentes desde el otro lado que asaltan o atacan a viajeros y visitantes con más facilidad, porque éstos no pueden acelerar la marcha de sus vehículos cuando atacados por los bandoleros que generalmente se trasladan en motocicletas.
Consecuencias
En su análisis sobre la violencia y la inseguridad en el territorio nacional, el Episcopado afirma que esta situación tiene gravísimas consecuencias, y que el Estado sigue siendo débil a la hora de priorizar sus políticas económicas de cara a los más pobres y al bien común.
Criticaron que las inversiones públicas no se encaucen con más profusión en eliminar la pobreza y proveer más bienestar a las mayorías que viven en barrios y campos marginados, donde crece la violencia y la delincuencia común que se manifiesta en robos y asaltos callejeros permanentemente.
Asimismo, agregaron, que es inexplicable en una sociedad civilizada y que lucha contra la violencia, que circulen tantas personas por las calles portando armas ilegales, que generalmente utilizan de manera irresponsable generando más violencia e inseguridad. “Pareciera como si estuviéramos retornando a una época donde impera la ley de la selva”, dice el documento.
El Episcopado citó, además, como causas de la violencia la creciente desintegración y descomposición del núcleo familiar; la deficiencia en la calidad del sistema educativo; la ausencia de programas eficaces desde el Estado para el desarrollo socioeconómico y cultural de la juventud; y el desempleo y la falta de oportunidades para todos los jóvenes.
“Aunque en el ámbito social presenciamos un amplio crecimiento tecnológico con una mayor cobertura en la información y con mejores oportunidades de acceso a la educación, paradójicamente, cada vez más, estamos asistiendo a espectáculos nunca vistos en una sociedad que se pueda llamar a sí misma civilizada”.
Los obispos afirmaron que ven con alarmante preocupación el crecimiento de la criminalidad, los atracos, secuestros, violaciones de mujeres, niños y niñas, peleas de pandillas, arrebatos de pertenencias a ciudadanos: vehículos, motores, carteras, cadenas, celulares y otras prensa, y el aumento de las cifras de robos domiciliarios.
Llamaron la atención de las autoridades para cumplan con seriedad su misión y compromiso de defendar la patria y garantizar la seguridad de todos sus hijos, que pagan religiosamente sus impuesto para pagar esos servicios. Pidieron que se enfrente al crimen organizado, la prostitución de menores y el flujo de armas ilegales, que nos hace recordar el tiempo en que imperaba la ley de la selva.
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